Seamos nativos o inmigrantes digitales, la tecnología forma parte de nuestra vida
diaria. No es difícil ver a abuelas sonrientes en el metro comunicándose por Whatsapp
con sus nietos, bebés disfrutando con dibujos animados en YouTube o gatos jugando
a atrapar una luz en la pantalla de una tableta.
Si estamos rodeados de tecnología en casa, en el trabajo, en nuestro ocio, ¿no debería estar presente también en el mundo de la educación? Si no existe un equilibrio entre lo que encontramos dentro y fuera de las aulas, como mínimo, puede causar desconexión en los alumnos. La escuela debe preparar para el futuro y dado que los profesores no disponemos de una bola de cristal (todavía) entre nuestros recursos para predecir qué van a necesitar nuestros estudiantes, lo único que podemos hacer es guiarles hoy para que puedan desenvolverse eficazmente el día de mañana, no vivir en el pasado y reajustarnos al presente…
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Si estamos rodeados de tecnología en casa, en el trabajo, en nuestro ocio, ¿no debería estar presente también en el mundo de la educación? Si no existe un equilibrio entre lo que encontramos dentro y fuera de las aulas, como mínimo, puede causar desconexión en los alumnos. La escuela debe preparar para el futuro y dado que los profesores no disponemos de una bola de cristal (todavía) entre nuestros recursos para predecir qué van a necesitar nuestros estudiantes, lo único que podemos hacer es guiarles hoy para que puedan desenvolverse eficazmente el día de mañana, no vivir en el pasado y reajustarnos al presente…
Tanto el rol del profesor como el del alumno
han cambiado. Específicamente en cuanto a las tecnologías, el docente debe ser competente
digital para ayudar a desarrollar esa misma competencia en sus estudiantes. La competencia digital implica usar
la información y las herramientas tecnológicas de manera autónoma, eficaz y
crítica.
Usadas adecuadamente, las tecnologías en la enseñanza de
lenguas, son una fuente inagotable de posiblidades para la comunicación y la
interacción significativa dentro y fuera de las cuatro paredes del
aula.
¿Qué son las redes sociales si no espacios abiertos
de expresión e interacción? Se aprende haciendo y el aprendizaje es más rico si se
construye de manera colaborativa, ¿no nos ofrece la red estas opciones? Nunca fue más fácil acceder a input auténtico y
significativo en cualquier lengua (películas, canciones, noticias,…) o
interaccionar con hablantes nativos.
Sin duda, las tecnologías se convierten en una herramienta imprescindible
tanto para el profesor como para el alumno en su camino en desarrollar la
competencia comunicativa a lo largo de toda la vida en la tres dimensiones que
recoge el PCIC,
como agente social, hablante intercultural y aprendiente autónomo.
TIC, TAC, TIC, TAC… Si no lo hemos hecho ya, no perdamos más
tiempo en integrar las tecnologías en nuestra vida profesional igual que las
hemos integrado ya en nuestra vida personal y social.
¡Muy buen trabajo! Me encanta tu reflexión y las viñetas son geniales:))
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